Artista Popular. Aminta Azuaje de Morales
Una flor que adorna los campos trujillanos.
Vestida de una ingenua frescura, recia y sutil como la flor de montaña que adorna nuestros campos, así es doña Aminta Azuaje, una mujer genuina en la que se recoge la esplendidez de los sentimientos de una madre, esposa, abuela, maestra, política, escritora, poetiza y pintora ingenua, una mujer hacendosa con el temple y el valor inspirado por su familia, su gente, su pueblo… a quienes nunca ha dejado de halagar en sus obras.
Conocedora secretos de las montañas trujillanas.
Asimismo es conocedora de los ignotos secretos que envuelven nuestro folklore y costumbres, en sí a nuestra identidad de pueblo andino. Por eso, cuando apreciamos sus obras escritas entre ellas “crónicas de mi pueblo” editado en 1982, encontramos los elementos más puros que hablan sin reservas de la cotidianidad de la gente, advertimos también en sus frescas y cálidas expresiones su atracción inmensa por lo natural, por su campo y por lo que encierra misteriosamente el embrujo de las montañas trujillanas.
Trujillana genuina
Doña Aminta Azuaje es nacida el sector el Cumbe de san Jacinto del municipio Trujillo, el 12 de noviembre de 1933 hija de Elías Azuaje y Doña Lina Rosa Pérez de Azuaje prósperos comerciantes de campo trujillano, sus estudios los realizó en Trujillo, muy joven se casó con el señor Rafael Morales Manzanilla, un hombre ejemplar, bondadoso, caritativo y bueno de muy alto prestigio por el amor a su familia, trabajó 42 años en la imprenta oficial del estado Trujillo,alcanzando ser director de la misma, de su unión matrimonial nacieron: Edito, Maritza, Rafael, Berenice y Lina Rosa; todos profesionales universitarios, herederos de la honestidad, sencillez y la humildad.
El señor Rafael Morales, murió dejando a Aminta al lado de sus hijos, ella acusa su soledad sin mezquindad, pues vivir 55 años dos personas unidas, de la estatura moral y familiar como ellos, no podía ser de otra manera la vida de hoy para Aminta.
Pintora ingenua
En cuanto a su vida de pintura ingenua, desde 1964 ha participado en diversas expresiones en el ateneo de Trujillo y ese mismo año en nuestra Plaza Bolívar, participó con su cuadro “Peña de la Virgen” junto al poeta Asdrúbal Colmenares donde obtuvo el segundo lugar, haciéndose merecedora junto a él de una beca para seguir estudios de arte en París, pero su amor por la familia no le permitió disfrutar de tan alta distinción, desde entonces ha participado en todas las bienales del museo de arte salvador Valero en pintura y literatura.
Por otra parte, cuatro de sus obras pictóricas ocupan lugares privilegiados en distintas exposiciones y el año pasado participó con su obra “memorias de la montaña” en la bienal Salvador Valero de arte popular. Hoy, entusiasta a sus 73 años de edad, aspira participar en la próxima bienal con una obra muy especial por su ingenuidad y calidad artística “Flores Trujillanas”
Desde este espacio le deseamos muchos éxitos y reconocemos su valor, altruismo y entereza, así como su ejemplo de excepcional madre, maestra, y trabajadora incansable. Sinceramente, deseamos que un día haya alguien que sea digno de heredar tan altas virtudes humanas.