José Gregorio Hernández Bendito seas…
Esta frase recoge una expresión arraigada en el corazón y en la mente de muchos seres humanos en el mundo, especialmente en Trujillo, con ella expresamos la ferviente devoción que profesamos al más ilustre de los médicos del universo, cuyos méritos humanos y divinos han alcanzado para llegar a la corte que impera en el reino de Dios.
Tesoro espiritual.
Detenerse en análisis simple de fechas y circunstancias que lo ubican en el tiempo, es en vano, pues su gloria intemporal traspasa al plano de la eternidad y se encumbra sobre el pedestal de lo infinito, haciéndose un tesoro espiritual que alimenta con efluvios divinos las sedientas almas de quienes arrebujados en su fe lo invocan para la sanación de crueles enfermedades, logrando su cura “el milagro”.
Cuando por razones de aconteceres que inevitablemente ocurren, o cuando el diagnóstico clínico asoma irremediables pronósticos que tocan la fibra del alma… ahí dentro de lo más adusto de los silencios, vibra la súplica hacia nuestro señor el Dios eterno y a su siervo el venerable José Gregorio Hernández…y con ello, creo que sigue su milagro, haciéndonos más humanos.
Doctor José Gregorio Hernández Bendito seas...
La elevada estima que goza en el corazón de cada uno de los fieles, y las grandes virtudes teologales que en vida le distinguieron, así como los milagros que después de partir al plano celestial ha concedido, le han hecho merecedor de ferviente devoción y son sin duda, la fortaleza más indeclinable para que nuestra Santa Madre Iglesia Catolica siga sus cánones y de esta manera logre su santificación y así los trujillanos podamos decir con más orgullo cristiano, Doctor José Gregorio Hernández Bendito seas…
Publicado el sábado 22 de octubre de 2005 en mi columna Semblanza Trujillana en la página Ciudad Capital del Diario de los Andes-Valera
