Como llegó la estatua de Simón Bolívar
Semblanza de nuestra Plaza Bolívar de Trujillo
Bien
vale la pena referir en estas cortas líneas algunas semblanzas de nuestra Plaza
Bolívar de Trujillo, porque con ello reforzamos de algún modo el cariño y el
sentido de pertenencia que profesamos por la estatua ecuestre del hombre más grande de la América de todos
los tiempos, Simón Bolívar.
La
estatua fue colocada el 17 de diciembre de 1930 con motivo de la conmemoración
de los cien años de la muerte del Libertador
Simón Bolívar para algunos historiadores, otros refieren que fue
colocada el 24 de julio de ese mismo año,
pero más allá de los respetables argumentos históricos de cada
investigador y de la indiscutible
representatividad patriótica e histórica
de esta magna obra, voy a
referirme a su historia menuda, esa que
permanece en el ideario
trujillano y que es contada oralmente o pocas veces escrita por ser nuestra.
Episodios importantes dignos de relatar.
En
este sentido, una vez llegada la estatua ecuestre de Simón Bolívar a Puerto Cabello (aunque algunos sostienen que
llegó al Puerto de la Guaira) en su
travesía hasta Trujillo en un pesado camión del modelo de época,
refieren dos episodios importantes dignos de relatar; el primero en
Barquisimeto al pretender el gobernador de esa época dejarla en su pueblo, el
segundo en La Cuchilla de Carache,
al deslizarse el pesado camión hacia una peña en una curva de la estrecha carretera
y pudo salvarse milagrosamente, dicen
que por intercesión de la virgen del
Carmen patrona de los choferes y en actitud de gracias allí colocaron una
imagen de Nuestra Señora del Carmen.
Según la oralidad.
Aquí en Trujillo Capital, según la oralidad, no se encontraba quien ayudara colocara la estatua y fue un
preso de nombre Francisco Linares, quien purgaba pena en la cárcel situada
frente a la Plaza Bolívar quien a cambio de su libertad prometió colocarla y lo
hizo ´, recibiendo su libertad de parte del gobernador. Mientras tanto este
acontecimiento, es decir la llegada de la estatua ecuestre de Simón Bolívar
todo era fiesta, bestias adornadas, retretas, vistosos trajes lucidos por los
pueblerinos y un solemne acto, tedeum en la Catedral presido por Monseñor
Estanislao Carrillo, y la presencia del Señor Gobernador de la época Timoleón
Omaña, se escucharon discursos entre los que sobresalía el del Dr. Mario
Briceño Iragorry.
Como
corolario de esta breve semblanza de nuestra Plaza Bolívar, cabe resaltar, que
hoy descansa en la Plaza Bolívar de Caracas una réplica de
nuestra imponente estatua.
Publicado
el viernes 29 de julio de 2005 en mi columna Semblanza Trujillana en la página Ciudad Capital del Diario de los
Andes-Valera.
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