Don Tomas Cols Moreno
Su vida fue un templo de bondad
Don Tomas
Cols Moreno, un trujillano cuya vida estuvo consagrada íntegramente al
trabajo honesto y fecundo a la ayuda sincera de sus semejantes sin pretensión
ni vanidad, haciendo de su vida un templo lleno de
bondad, sin hacer alarde arrogante de su posición social para diferenciarse de
cualquier otro ser humano, junto a su esposa edificó el más digno ejemplo de
vida consagrada a la fe en Dios y al santo de la humildad San Martín de Porres.
Farmacia Central de pie con un siglo de historia
Don Tomas
Cols Moreno, era nacido el 01 de enero de 1892 en la Parroquia Matriz de
Trujillo Capital, casado con Doña Hilda Rodríguez de Cols de cuyo matrimonio
nacieron tres hijos; Diego José, Elsa Mercedes e Hilda Beatriz (Betty) Cols
Rodríguez junto a su respetable familia vivió
hasta sus últimos días al final de la década de los años 70 en su
casa ubicada en la Avenida Independencia con Calle Comercio, allí además de su
familia también fundó en marzo de 1923 la “Farmacia Central”.
Don Tomas Cols Moreno ocupó funciones públicas ejerciendo el cargo de Prefecto
del Distrito Trujillo. Es oportuno señalar, como testimonio palpable de su
fe en las meritorias obras humanas que realizaba, además del agradecimiento
infinito de muchos humildes trujillanos está también de pie su “Farmacia
Central” con un siglo de historia.
Su vida tiene el inmarcesible destino de la perpetuidad
La vida humana de Don Tomas Cols Moreno, tiene el inmarcesible destino de la perpetuidad
por su vínculo indisoluble con la historia transcendental de la vida
republicana y democrática de Trujillo, al fundar su familia y su “Farmacia
Central” en la misma casa que sirvió de estadía de algunos delegados
patriotas que actuaron en la firma del tratado de regularización de la guerra
de independencia, así como por el mérito de conservar en ella
durante su vida los más visibles rasgos del colonial Trujillo de su
época, sumados a la memoria de su meritoria vida al servicio generoso de
sus coterráneos.
Trujillano genuino de comienzos del siglo XX
El
trato afable que dispensaba Don Tomas Cols Moreno a sus amigos era cargado de
amabilidad y de una fina cortesía, se le percibía un aire de casi imperturbable
serenidad y respeto reciproco en sus conversaciones, recogía en su
estampa original al trujillano genuino de comienzos del siglo XX
con sus modales elegantes, trajes y atuendos típicos de los hombres
de su clase, estas cualidades respetables las unía indefectiblemente a la
humildad que mostraba y practicaba con su bondad profunda y a su gran calidad
humana.
Con respeto a las leyes practicaba la caza deportiva
La educada
práctica de la caza deportiva, era su pasatiempo el cual compartía
con otros trujillanos, de los cuales me permito mencionar sus nombres con el
mayor de los respetos: Arnoldo Betancourt, Heriberto Contreras, Manuel
Godoy, entre otros que mi frágil memoria no alcanza a recordar. Pero lo
que si tengo claro, es que fue por esta razón que tuvo mi padre la honra de
conocerlo alrededor de los años 60 aproximadamente. Como premisa destacable en
esta semblanza de Don Tomas Cols Moreno con respecto a su práctica deportiva,
debo destacar su respeto a las leyes que la regían para el momento,
siempre contaba con la permisología requerida. Como reminiscencia lejana de
este pasaje de su vida debo también mencionar, que era común verle llegar a
nuestra humilde casa en la Zona Baja del estado Trujillo en su jeep
acondicionado apropiadamente para su traslado y el de su equipo de caza.
Es casi inefable su voluntad y obra humana
Su corazón
piadoso y su mano bondadosa siempre vivieron abiertos francamente
para ayudar a quien lo necesitará y sobre todo para apoyar desinteresadamente
con la más firme voluntad humana a sus semejantes, no solo con ayuda
material, sino también con el apoyo moral en unión de su familia, dando ejemplo
vivo de lo que es ser una persona verdaderamente humana, sus gestos
de bondad siguen siendo agradecidos desde el corazón de muchos de cuantos
le conocimos. Es casi inefable su voluntad y obra humana, que no bastaría
decir que era bondadoso, generoso y bueno para definirlo, porque él vivió
la necesidad que cada niño, que cada hombre o cada mujer que lo conoció
sentía y con su gran magnanimidad actuaba desprejuiciadamente para
socorrerlo.
Un hombre verdaderamente humano
A pesar de
mi corta edad al conocerlo y a que él estaba casi en el ocaso de su vida,
pude advertir en su ser, las cualidades que distinguen a un hombre
verdaderamente humano, con un corazón lleno de la virtud más
preciada que cualquier mortal pueda anhelar, la humildad, pero no de esa
humildad vana ni pretendida de los ególatras que en el auxilio de la necesidad
del otro, buscan el reconocimiento obligado de sus gesto, todo lo contrario
para Don Tomas Cols Moreno, estoy seguro, solo bastaba que lo que hacía
por los demás agradara a Dios.
En
esta semblanza, dejo plasmado mi agradecimiento infinito a Dios y a Don
Tomas Cols Moreno, unido al de toda mi familia por la gran bondad y generosidad
con la que nos honró sin reservas durante su vida terrena, tendiéndonos su mano
amiga para que la vida de nuestra familia tuviera en él unos de los
apoyos más firmes y desinteresados que hemos recibido hasta el día
de hoy. En virtud de la gran humildad que en vida destacó a tan benigno hombre,
debo referir con el mayor y más sano orgullo humano que Don Tomas
Cols Moreno y Doña Hilda Rodríguez de Cols, fueron padrinos de uno de mis
hermanos y su casa fue la misma casa de mi hermana mayor.
Para la realización de esta Semblanza trujillana, agradezco el apoyo del Profesor Aunario Mariño y a mi hermana
Benilda Orellana, quienes gentilmente
cedieron las fotografías de Don Tomas Cols Moreno.
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